AZMEX SELF DEFENSE EXTRA 15 MAR 2013
Note:  mostly computer english, focus on failures of the State to  
protect citizens.
Defense and politics
Javier Sicilia
MARCH 14, 2013 · 2 COMMENTS
ANALYSIS
Tlalixcoyan citizen self defense, Veracruz.
Photo: Felix Marquez
http://www.proceso.com.mx/?p=336273
MEXICO, DF (Process). - The fundamental sense of the existence of a  
state is its ability to provide security and justice to its citizens.  
For years this capacity does not already exist in Mexico. One who  
carries on his shoulders the weight of 100,000 killed, 95% done with  
impunity and, as revealed by the recent report of the Secretariat for  
Legal Affairs, Lia Limon, 27 thousand 829 missing- the killings and  
disappearances continue to rise- is a weak and almost nonexistent state.
This reality poses a crisis not only of institutions and authority  
but of our common destiny. The modern idea of the state and  
representative democracies left-as with other forms of the state in  
the past-working. Against this the paramilitaries have emerged.  
These, like impunity, injustice and defenseless that reveal the  
number of dead and missing, are a symptom of the crisis but also a  
sign of health. Nobody gets in self-defense because. It takes too  
much pain, too much contempt and satiety for large segments of  
society to so decide.
His gesture is both a negative and a statement. He says, first: "We  
have waited and endured too much security and justice fail. You as  
State have stopped working. They left our homes, our friends, our  
children and even strangers who have no link with us than being our  
compatriots, death and despair. We will not tolerate it anymore. "  
But while rejecting a state that abandoned their cause and criminals,  
the gesture of self-defense is an adherence to human insecurity,  
injustice and crime refuse. Until then, as noted by Albert Camus in  
analyzing the rebellion, humans abandoned silent hopelessness  
accepted. "Silence is left to believe that you do not judge and do  
not want anything." But "from the time [they say] 'no', is desired,  
it is judged" conquest and hope.
The self-that can be armed or non-violent, such as the Movement for  
Peace with Justice and Dignity (MPJD), he decided to walk the  
streets, roads, towns and cities to challenge the crime and its  
ineffectiveness claim from states - is, like the rebellion, a "show  
up". They lived in the helplessness, fear and waiting absurd. He now  
faces the disaster to stop. Opposed to an intolerable state of  
affairs "value" of dignity.
Self-defense is not, therefore, a political struggle in the sense  
that he understands the modern state: A race through the parties to  
govern and protect the life and dignity of citizens, a race where one  
wins or it fails thanks to vast networks of influence that have  
become corrupted. It is, however, because in calling to deep forces  
that the state had wanted to manage and you can not put back in the  
center of politics to people and community relations. From self- 
defense, a tradition begins to recover properly human political life  
of the state had taken over. In it, each person puts the best of  
themselves to preserve their existence and the human community.
Fragment analysis published in the 1897 edition of Proceso magazine,  
already in circulation.
Autodefensa y política
JAVIER SICILIA
14 DE MARZO DE 2013 · 2 COMENTARIOS
ANÁLISIS
La autodefensa ciudadana en Tlalixcoyan, Veracruz.
Foto: Félix Márquez
http://www.proceso.com.mx/?p=336273
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El sentido fundamental de la existencia de  
un Estado radica en su capacidad para darles seguridad y justicia a  
sus ciudadanos. Desde hace años esa capacidad no existe ya en  
México. Uno que lleva en sus hombros el peso de 100 mil asesinados,  
de 95% de impunidad y, como lo reveló el reciente informe de la  
subsecretaria de Asuntos Jurídicos, Lía Limón, de 27 mil 829  
desaparecidos –asesinatos y desapariciones que siguen aumentando–,  
es un Estado débil y casi inexistente.
Esta realidad plantea una crisis no sólo de las instituciones y de la  
autoridad sino de nuestro destino común. La idea moderna del Estado y  
de las democracias representativas ha dejado –como sucedió con  
otras formas del Estado en épocas anteriores– de funcionar. Frente  
a ello han surgido las autodefensas. Éstas, al igual que la  
impunidad, la injusticia y el estado de indefensión que revelan las  
cifras de muertos y desaparecidos, son un síntoma de esa crisis pero  
también un síntoma de salud. Nadie se pone en autodefensa porque  
sí. Se necesita demasiado dolor, demasiado desprecio y hartazgo para  
que grandes sectores de la sociedad decidan hacerlo.
Su gesto es al mismo tiempo una negativa y una afirmación. Dice,  
primero: "Hemos esperado y aguantado demasiado una seguridad y una  
justicia que no llegan. Ustedes como Estado han dejado de funcionar.  
Abandonaron nuestros hogares, nuestros amigos, nuestros hijos e  
incluso a desconocidos que no tienen más vínculo con nosotros que el  
de ser nuestros compatriotas, a la muerte y la desesperanza. No  
estamos dispuestos a tolerarlo más". Pero al mismo tiempo que  
rechaza a un Estado que abandonó su causa y a los criminales, el  
gesto de la autodefensa es una adhesión a lo humano que la  
inseguridad, la injusticia y el crimen niegan. Hasta ese momento,  
como lo señaló Albert Camus al analizar la rebelión, los seres  
humanos guardaban silencio abandonados a una desesperanza aceptada.  
"Callarse es dejar creer que no se juzga y no se desea nada".  
Pero "desde el momento en que [se dice] 'no', se desea, se  
juzga" y se conquista la esperanza.
La autodefensa –que puede ser armada o no violenta, como la del  
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), que decidió  
recorrer las calles, las carreteras, los pueblos y las ciudades para  
desafiar al crimen y reclamarle al Estado su inoperancia– es, al  
igual que la rebelión, un "dar la cara". Se vivía en la  
indefensión, el miedo y la espera absurda. Ahora se enfrenta el  
desastre para detenerlo. Contrapone a un estado de cosas intolerable  
un "valor", el de la dignidad.
La autodefensa no es, por lo mismo, una lucha política en el sentido  
en el que lo entiende el Estado moderno: Una carrera a través de los  
partidos para gobernar y proteger la vida y la dignidad de los  
ciudadanos, una carrera donde se triunfa o se fracasa gracias a  
vastas redes de influencia que se han corrompido. Lo es, sin embargo,  
porque al hacer un llamado a fuerzas profundas que el Estado había  
querido administrar y ya no puede, pone de nuevo en el centro de la  
política a las personas y sus relaciones comunitarias. A partir de la  
autodefensa, una tradición propiamente humana comienza a recuperar la  
vida política de la que el Estado se había adueñado. En ella, cada  
persona pone lo mejor de sí misma para preservar su existencia y la  
de la comunidad humana.
Fragmento del análisis que se publica en la edición 1897 de la  
revista Proceso, ya en circulación.
fin
 
 
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